De repente hay días en que el viento sopla tan duro que te roba el suéter. Desnudo es cuando las grietas en el barro se notan más. Ayer me dispararon seis balas al estómago. Cada una produciendo un chirrido más suave y reverberante que la anterior. Esa cacería de freaks, de la cual me sentí partícipe se hace un banquete delicioso para las ostras y los buitres que miran, de reojo si otro más cae. El sentir las rodillas desvanecidas, como borradas por el silencio del desierto me causó un ahogamiento casi pederasta. Cedí poco a poco a ese grano de arena que te reclama como suyo. Resulta que el domingo fui a hacer una prueba de efectos especiales para una película en la que actuaré -yeeeah. Al final, era pescado empanizado. No puedo negar que el jarabe de maple me causaba una sensación casi lúdica, casi morbosa, casi inocente. La tierra con maple sabe a muath-trom-sokn-tiiiiiam-aaaah!. Así. Kudos a mi falta de vocabulario... en fin...
Les platicaba que el viento te deja desnudo. A mi siempre me sucede. Mierda. Ese sentimiento cuando voy caminando, incluso contando los minutos para que el reloj gima por el estrés de tener que escuchar la aguja que marca cada segundo, justo como el metrónomo tic-tic-tic de un piano desaforado. Yo desnudo y el reloj harto. En eso un estruendo y la necesidad del baile, de la expresión. Mi estómago necesitaba un respiro. Seguí caminando y noté dos incisiones grandes en mi espalda. No había notado la sangre que salía a partir de ellas aunque mi camiseta blanca las hacía demasiado evidentes al enjambre de lobos. Corrí por mi chamarra que había terminado atorada en las espinas tornasol de un cactus seco. La tomé y me puse la mochila para evitar el grito histérico de las arañas de labios de poliuretano. ¡Viva la modificación genética! Corrí al baño para descubrir el anuncio que se declaraba "salí a comer" con la crudeza del contraste amarillo-negro. Había otro baño en el sótano. Corrí y cuando bajaba las escaleras algo me tiro hacia enfrente. Bocabajo, sentí como lentamente salían unas pequeñas plumas de las incisiones. Poco a poco las plumas resultaron ser un par de alas. ¿Alas? Moví mi espalda, mis omóplatos y pronto comenzaron a batirse, listas para partir en vuelo. Intrigado, deje mis cosas y salí a dar un vuelo. Me sentí flexible. Me senti vivo, casi alegre. Cuando regresé al suelo, me estrellé contra el pasto ámbar, aún con hoyuelos y un gallito en mi cabello. Regresé por mi mochila y mi chamarra. Caminaba hacia la biblioteca. Me sentía ligero a pesar que las alas eran considerablemente más grandes que mi cuerpo. ¿Pero por qué las álas? Me negaba a conformarme con la explicación simbólica, sistemática diría yo, de que era una señal de libertad. Había algo más. El viento vino y me dejo desnudo. Ese viento que te llena la boca de tierra sabor a fresas, a sangre empanizada. Quería respuestas y ahí comenzaban a vislumbrarse algunas. Sentí frío . Era ese viento que desnuda todo, ése al que algunos llaman epifanía. Mientras subía el laberinto de escaleras para llegar al cuarto piso de la biblioteca, de donde estoy escribiendo este texto, fue tan claro. Me vie nvuelto en esa sábana de cemento que corta la respiración. Frío, tanto que aún estando en el desierto necesité mi chamarra. Tan claro... me dije a mi mismo. Era ese frío que ninguna chamarra ni que calefacción alguna podía quitar. De nuevo solo me dije. ¿Alguna vez no lo he estado? No creo que sea una cuestión de orgullo el vanaglorearse con el testosteronoico "yo me tengo a mí mismo." En tristes versos, con un cuerpo yo diría perdido, mi estómago aún sigue tomándose su coffee break de mi río de consciencia, si es que se le puede llamar así. Mejor aún, como Fonz lo puso, de mi debraye.
De pronto una pausa. Sólo vi ese reflejo en sus ojos. Tan instantáneo y tan fuerte. El perfecto desconocido. De nuevo, él y yo. Ahora no puedo quitarle la mirada de su nuca. Tan perfecta. Tan desconocido. Los dedos hilvanados en rezos de sudor y nervios. La marea de hormigas de regreso, sólo para cerrar mi computadora, guardar mis libros, pasar cerca de él y... de nuevo a la fila de libros muertos.
Strike tres... fuera Chris. Dedicate a la pesca.... pero esto tampoco se te da. Mejor a tu sábana de cemento que tus raíces secas pesan demasiado para tus alas de desierto.
Post Scriptum: Y así fue. Me levante, lo vi para regresar a mi pila de libros... un mirada de reojo sobre mi hombro... nada, sólo mi infalible colección de letras luna llena.
Les platicaba que el viento te deja desnudo. A mi siempre me sucede. Mierda. Ese sentimiento cuando voy caminando, incluso contando los minutos para que el reloj gima por el estrés de tener que escuchar la aguja que marca cada segundo, justo como el metrónomo tic-tic-tic de un piano desaforado. Yo desnudo y el reloj harto. En eso un estruendo y la necesidad del baile, de la expresión. Mi estómago necesitaba un respiro. Seguí caminando y noté dos incisiones grandes en mi espalda. No había notado la sangre que salía a partir de ellas aunque mi camiseta blanca las hacía demasiado evidentes al enjambre de lobos. Corrí por mi chamarra que había terminado atorada en las espinas tornasol de un cactus seco. La tomé y me puse la mochila para evitar el grito histérico de las arañas de labios de poliuretano. ¡Viva la modificación genética! Corrí al baño para descubrir el anuncio que se declaraba "salí a comer" con la crudeza del contraste amarillo-negro. Había otro baño en el sótano. Corrí y cuando bajaba las escaleras algo me tiro hacia enfrente. Bocabajo, sentí como lentamente salían unas pequeñas plumas de las incisiones. Poco a poco las plumas resultaron ser un par de alas. ¿Alas? Moví mi espalda, mis omóplatos y pronto comenzaron a batirse, listas para partir en vuelo. Intrigado, deje mis cosas y salí a dar un vuelo. Me sentí flexible. Me senti vivo, casi alegre. Cuando regresé al suelo, me estrellé contra el pasto ámbar, aún con hoyuelos y un gallito en mi cabello. Regresé por mi mochila y mi chamarra. Caminaba hacia la biblioteca. Me sentía ligero a pesar que las alas eran considerablemente más grandes que mi cuerpo. ¿Pero por qué las álas? Me negaba a conformarme con la explicación simbólica, sistemática diría yo, de que era una señal de libertad. Había algo más. El viento vino y me dejo desnudo. Ese viento que te llena la boca de tierra sabor a fresas, a sangre empanizada. Quería respuestas y ahí comenzaban a vislumbrarse algunas. Sentí frío . Era ese viento que desnuda todo, ése al que algunos llaman epifanía. Mientras subía el laberinto de escaleras para llegar al cuarto piso de la biblioteca, de donde estoy escribiendo este texto, fue tan claro. Me vie nvuelto en esa sábana de cemento que corta la respiración. Frío, tanto que aún estando en el desierto necesité mi chamarra. Tan claro... me dije a mi mismo. Era ese frío que ninguna chamarra ni que calefacción alguna podía quitar. De nuevo solo me dije. ¿Alguna vez no lo he estado? No creo que sea una cuestión de orgullo el vanaglorearse con el testosteronoico "yo me tengo a mí mismo." En tristes versos, con un cuerpo yo diría perdido, mi estómago aún sigue tomándose su coffee break de mi río de consciencia, si es que se le puede llamar así. Mejor aún, como Fonz lo puso, de mi debraye.
De pronto una pausa. Sólo vi ese reflejo en sus ojos. Tan instantáneo y tan fuerte. El perfecto desconocido. De nuevo, él y yo. Ahora no puedo quitarle la mirada de su nuca. Tan perfecta. Tan desconocido. Los dedos hilvanados en rezos de sudor y nervios. La marea de hormigas de regreso, sólo para cerrar mi computadora, guardar mis libros, pasar cerca de él y... de nuevo a la fila de libros muertos.
Strike tres... fuera Chris. Dedicate a la pesca.... pero esto tampoco se te da. Mejor a tu sábana de cemento que tus raíces secas pesan demasiado para tus alas de desierto.
Post Scriptum: Y así fue. Me levante, lo vi para regresar a mi pila de libros... un mirada de reojo sobre mi hombro... nada, sólo mi infalible colección de letras luna llena.
2 comments:
Bonia metáfora las alas y las raíces. Ojalá que de una manera u otra esa soleda deje de calar tan hondo.
Ah, y gracias por la mención =)
Saludos!
Comparto el deseo de alfonso. Me pregunto, también (o, debería decir, me fui preguntando mientras leía?), si todos esos seres son metáforas de la realidad o apariciones oníricas... creo que un poco de ambas. Algunas, creo, puedo entenderlas porque las comparto.
También te dejo una regalito virtual estético, como diría fonzi, creo que te va a gustar, a mi me pone de muy buen humor y me hace un poco feliz.
http://missclara.free.fr/
Un abrazo!
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