Saturday, February 14, 2009

Credo

Nada es más dulce
que el sabor del asfalto
que se retuerce dentro
de tus muelas,
acariciándote el destino.

Porque si bien
los dedos ágiles tejen mitos
y las sopranos rejurgitan
precoces augurios,
las tormentas nos besan un buenas noches
pesar de las fórmulas químicas
y del rezo del brujo.

Carta al omphalos:

Hundid los dedos en el barro
frío, que si hoy es porque
llueve, mañana será por
las cicatrices en polvo divergentes.

No lloréis al cielo
sofocando las noches de
luna ultramarina.

No es la estrella que cae,
es aquél que cándido
le reza una sinfonía.

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